Siguiendo la tendencia actual, este singular mercado ha dejado bien marcado su modelo de alza generalizada, hoy los precios son inalcanzables, exorbitantes, y las esperanzas del oprimido consumidor se hacen cada vez más imposibles. ¿Qué haré yo entonces? Escaso de recursos tendré que racionar, ¿reciclar? No basta con conformarme como hacen muchos otros, no, no puedo evitar evidenciar mi razonable inconformidad, al menos hasta que encuentre la forma de paliar esta vil necesidad. Ese es el problema cuando agotamos de manera irresponsable los recursos, sin saber que la fuente es frágil y precaria, hasta que nos damos cuenta de que los tiempos de pobreza se nos vienen encima en un inminente deslave, y sucumbimos. ¿Quién tiene los recursos para adquirir este nuevo mineral precioso que se escurre entre los socavados de esta construcción social? Todo es una constante revolución de propuestas mercantilistas, en un juego de consumidor y consumido en el que hay muchos perdedores que aún no se percatan que están siendo manipulados; ya la estafa es ineludible, ¿quién no se ha dejado estafar? Pero, ese algo que hoy llamo producto, ese artefacto de intercambio, ese objeto intangible al que me refiero, no es una aleación preciosa que se puede dejar de comprar, no es un líquido vital que me mantiene fisiológicamente funcional, es el ente que debería complementar los elementos que me constituyen, esa mercancía ilícita que no encuentro en las oscuras esquinas, y que no encuentro en ningún lado. Así es, en otro tiempo lo obtuve sin buscarlo, lo malgasté hasta saciarme en un bacanal voluptuoso de entrega y despilfarro, como millonario que derrocha sin saber de pobreza, en una noche que acabó al desnudo ante un crudo amanecer. Hoy los sentimientos son escasos, se han vuelto caros, y compramos imitaciones baratas en las tiendas de fantasía. Es tiempo de ser escéptico, crítico, calculador hasta el cansancio, así se han fijado las reglas en un patrón establecido a lo largo de este juego; los sentimientos serán una ficción romántica que se leerá en formato binario… pero quizá me equivoque, y haya todavía un espacio en el que los podamos experimentar.
lunes, 21 de abril de 2008
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1 comentario:
Claro que hay un espacio en el que podemos experimentar sentimientos, aún en estos tiempos de carestía.
Como dijo Matamoros:
"Si no tiene combustible
Lindbergh en su monoplano,
que venga con los cubanos
que tienen mercado libre..."
Sí, no tiene nada que ver, pero lo quería poner ;)
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