sábado, 12 de abril de 2008

Brisa

En un claro intento por descifrar su viciada vida, e invadida por una absurda necesidad de acompañar la ausencia, abrió la puerta. Dentro, en el asfixiante humo de la confusión, donde el aire pareciera escasear, como si las partículas se detuvieran haciendo que el tiempo se paralice, esperaba aires nuevos que entren incesantemente. Fuera, la inminente brisa, que presta a recibir el claro ofrecimiento, se establece en su vehemente oportunismo. Una simple versión de los hechos que pudieron ser distintos y que no lo fueron, pero en ningún sitio hay espacio para arrepentimientos. La brisa es incesante y obstinada, es un mal que se cuela por doquier sin permiso ni remordimientos, ávida de tomarlo todo con su vil presencia. Una cruel resignación de que los hechos podrían ser distintos pero no lo son. Existe en el interior un resquicio de frescura, un hálito de pureza virgen que debe ser salvaguardada, pero el cómo es la pregunta, en un lugar donde los porqués responden en un sonoro sinsentido. ¿Quién pudiera devolver cordura a las horas desquiciadas que tan inútilmente se perdieron? Olvidadas en cada una de las memorias de viejos momentos, las manecillas del reloj reclaman indignadas el actuar timorato que condujo a semejante atrocidad, hastiadas de andar y andar en los malhechos círculos de equivocación. Y así se desvanece el aroma del ayer, invadido por el presente incierto, en una nube de desilusión y conformismo, en el grotesco disfraz de lo que quiere ser, bajo el triste rostro de lo que no fue.

2 comentarios:

BC dijo...

Feliz cumpleaños luisfer!!!
un graaaaaaaaaaan abrazo

Oswaldo J. Hernández dijo...

Lo mejor es un tratamiento incisivo de la brisa. Se precede su incertidumbre y no vale una pena.

Saludos.