viernes, 4 de abril de 2008

Bruja

Sumergida en una inmensidad de pensamientos, como una imaginación de la mente que se materializa entre la brevedad de un instante, una mujer: exuberante aparición que ha dejado de ser únicamente eso. De figura fantástica y con una apariencia exquisitamente misteriosa, sigilosa, oculta entre una multitud convencional, perteneciente al imaginario colectivo pero dueña y señora de sí misma, del entorno, de las épocas. Hace su entrada discreta con un donaire felino que se mezcla en una atmósfera de humo y esencia, persuasiva y seductora en su displicente actitud. La luz tenue del recinto penetra en los diminutos espacios, ventanas ilícitas que dejan las prendas negras sobre su escultural cuerpo, permitiendo apreciar una piel lívida y tersa, cuidadosamente perpetuada por los encantos de su singular oficio, majestuosamente macabra. Ese encanto malicioso, fruto de su arte oculto, causa y objeto de la perdición de los hombres, se manifestará como el grandioso vínculo entre la sensualidad y su pecado implícito, de placer y condenación, en un irreverente arrebato de la voluntad sobre las voluntades. Hechizado y despojado de mi decisión, he sucumbido ante su sortilegio de instinto, llevado hacia los bajos espacios en un lujurioso aquelarre, divina antípoda de oscuridad y gloria. Irrestricta en su mandato ha tomado cuanto quiso, voluptuosa emperatriz de la malicia que se apodera de su noche, efemérides ancestral que hoy adopta su versión occidental, entre el bullicio de la música y los disfraces, en un jolgorio pagano, suyo.

1 comentario:

Petoulqui dijo...

Esta entrada es un imperativo para vos ;P