miércoles, 14 de mayo de 2008

Una moneda


Es una visión distorsionada la de este lado del cristal, siempre con esa patética comodidad. Parece que alguien se acerca en su constante expectativa, parece que pide sin hacerlo, parece. Pero cómo ignorar esos ojos añejos que esconden las muchas lágrimas, esa sonrisa que está allí a pesar de todo, ciertamente la escena es repetida, similar a muchas otras, aunque diferente. De modo que hace el ademán, aunque no era necesario, una moneda ¿cierto? Claro, la moneda. ¿Qué es, a fin de cuentas, una moneda para él? No lo sé. Es tan fácil suponer o imaginar, tan fácil como esa monedita que pide, y lo único que sé es que no es nada fácil. Por un segundo ese rostro se me hizo conocido, es un mendigo cualquiera, que se podría parecer a cualquiera, con la única diferencia que se parece a mí. ¿Y si yo estuviera al otro lado del cristal? Pediría algo más, quizá; renegaría de mucho. No es que yo pueda hacer algo, es algo más complejo que eso, lo que pasa es que este mundo no puede hacer nada, no puede darle nada, y él necesita tanto, hasta suena a resignación. Así que me siento mal, con esa sensación de impotencia y de culpa, esa culpa colectiva que comparto, buscando en mi interior algo de humanidad, sin encontrar del todo esa postura de responsabilidad. Entonces, de nada sirve esta fría compasión, en nada le ayuda, así como tampoco le ayuda la moneda. Aún así la busco en mi bolsillo, y solo llaves, y solo papeles, y solo excusas. Aquí va la misma consigna, a repetirla una vez más, ¿cuántas más?: no tengo.

6 comentarios:

Luisa F.S.C. dijo...

Ciertamente el "no tengo" se repite y cada vez con mayor frecuencia. Cada vez hay más. En cualquier esquina hay más de uno. Los territorios exclusivos se están acabando y se hace indispensable el compartir. Pero, me pregunto ¿Será que son tan necesitados (económicamente hablando) como nosotros suponemos? o ¿será que han encontrando la manera de "sobrevivir" sin estar atados a un horario y a responsabilidades? A mí personalmente la compasión se me está acabando, porque cada moneda que me gano me cuesta como para darle a todo el que encuentre. La moneda se la tengo reservada a 3 como los de la historia, ¿por qué? porque no sólo me miro a mí, sino miro a mi gente querida pidiendo. y también resuena en mi mente: ¿y si...?

lusifergua dijo...

Yo no sé si son tan necesitados, o si es una mera forma de vida, en todo caso no lo podría juzgar porque no sé sus circunstancias individuales. Y sí, a mí también se me acaba por momentos la compasión, cuando analizo las cosas como un frío fenómeno social. Pero a veces no puedo evitar pensar que esa moneda no es mucho para mí y que probablemente la malgastaría, entonces mejor la doy, esperando que en realidad les sirva.

Luis dijo...

¿Y que importa si son tan necesitado?. y la verdad, ¿cuanto te costo en conseguir esa moneda?, o si vos o el la van a malgastar.
Lo importante esta en la intención (que cliché), en que esa moneda esta ayudándolo a formar una oportunidad, no necesariamente económica. Y no solo es una ayuda para el sino que para vos (o para mi), de demostrar que aun hay algo de humanidad entre la gente. Claro esta que no todos los que dan son bueno y generosos; y con esto vuelvo a mi punto esta en la intención más que si das o no la moneda.
Plateas que si fuera al revés, que si fuera uno el que esta pidiendo esa "monedita".
Si fuera yo mi petición sería por una "ayudita", porque si lo pensamos bien en estos días: ¿quien te ayuda de corazón?.
Monedas las da cualquiera.

P.D. Ahora si me llego el mensaje

BC dijo...

Este tema siempre ha resonado en mi mente varias veces, sobretodo cuando vivía en Guate y veía en cada semáforo gente pidiendo monedas.
Yo usualmente pienso en los niños que piden o los mandan a pedir, me pregunto ¿qué puede esperar un país de estos niños? ¿qué pueden esperar estos niños de este país?
Es extraño, yo también me volví en cierta forma insensible a la situación, pasando por alto tantas personas en las calles. Ahora cada vez que llego a Guate, no puedo ignorarlas y no puedo dejar de sentir una sensación de frustarción mezclada con vergüenza.
Yo también he dado monedas esperando que de algo les sirva, y luego me pregunto si me sirve más a mí (para lavar mi conciencia)...
porque mi moneda no arregla el problema, ni siquiera momentáneamente.

El Zopilote dijo...

Ta bien ta bien...me llego este tu post jeje
en respecto a lo que me comentabas en el anarquia pues...si he intentado tambien...a ver cuando posteo alguno de esos experimentos.

saludos,

Unknown dijo...

Luis un sociólogo moderno, una nueva versión mejorada de Augusto Comte.