Aparece en mi mente, con esa lírica perdida que ya no acompaña a las palabras, en esta magnífica ocasión para evocarla. Entre memorias de siempre y sensaciones de un amor, del gran amor, se presenta la imagen imborrable que ha mutado con el crecer, esa imagen de vínculo y necesidad, en este retrato que se dibujó tiempo atrás en un lejano vientre. Génesis olvidado de felicidad nueva, de frescura y espontaneidad, que se ha convertido en la relación tácita que acompaña los inicios y los finales de cada día; consecuente guión de esta mi novela de realidades bañadas de onírico encanto. Así se complementa su retrato permanente, con esencias de familiaridad y cotidianidad, descifrando y desdibujando constantemente las múltiples expresiones de esos ojitos que aún me ven como niño, anhelando que las charlas y las risas nunca acaben, que las lágrimas que ruedan por esas mejillas sean únicamente de felicidad, como cuento imborrable de infancias antes de dormir. Ya no vienen a mi mente los incontables afanes, solo sus secuelas permanecen grabadas como grietas de esfuerzos añejos. Ya no juego los momentos ni escucho los regaños, solo ecos permanecen en los confines del antes. Ya no dependo, ni comprendo, ni obedezco, ya mis espacios son míos y mis decisiones y mis yerros; ya los papeles se empiezan a invertir, y solo pretendo advertir que nunca habrá relación similar, que lo vivido con ella es único e invaluable. Poco a poco me percato, lleno de nostalgia, que el amor puede ser inconmensurable, que hay alguien que siempre ha estado allí, y que ciertamente no soy mío, sino todo suyo.
martes, 13 de mayo de 2008
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1 comentario:
Que buen post mano no sabia que tenias un lado de escritor.
Nos seguimos leyendo pue...
saludos,
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