lunes, 18 de agosto de 2008

Lágrima


Una gota exquisita, que sabe a mar en esa dulce playa de mejilla a media noche. Un sollozo que alcanzó a partir un momento en dos, y desdibujó el panorama que días atrás había soñado el escritor en su cuento imaginario. A veces simplemente veo la luna y entiendo todo, que mis suspiros son palabras que solo comprende el universo, y que mi voz de pronto sale sobrando cuando nadie me ve. Se ha descifrado un código peculiar entre el cielo y la oscuridad que me acompaña, por fin me siento uno en este sistema de constantes divisiones, y olvido que mis penas siempre han estado allí, entre una que otra alegría que titila, y acepto el todo circundante. Acaricio el instante con total delicadeza, antes que desaparezca, y lo enmarco en una foto que imaginó mi mente, perpetua y diminuta, como la estrella lejana que se asoma en el vecino firmamento. Anochezco sereno, y la pequeña luz de pronto se distancia en su inminente partir, destello fijo que permanece, que aún veo al cerrar mis párpados.